Capítulos 39 - 40: Dios es Legislador y Juez

 

DIOS COMO LEGISLADOR

“Según la Palabra, Dios ha revelado su voluntad a todos los hombres y los juzgará según el estándar que se les ha revelado”

Legislador es quien hace, establece o da las leyes para el orden de la sociedad. En una nación, comunidad e incluso familia, las leyes son necesarias para el bien de los habitantes, ellas definen lo que está bien o mal, dictan las normas a seguir para que la convivencia funcione como un reloj suizo.


       Dios ha establecido las leyes morales bajo las cuales deben vivir todos los hombres para su propio beneficio, nunca para destrucción o arbitrariedad. Las ha evidenciado a los hombres y los hace responsables tanto por su obediencia como por su desobediencia.

       El hombre no fue creado para ser:

   Autónomo (hacer, establecer o dar su propia ley), ni autogobernado

   Sino theónomo [theos= Dios + nomos = ley] bajo la ley de Dios.

       Dios no nos ha dejado bajo nuestro propio juicio a definir qué es bueno y malo, sino que, en su gran misericordia, nos ha dado una ley para que, bajo su perfecto juicio, podamos vivir en verdadera bendición si es que elegimos obedecerla.

       Dios gobierna su reino de acuerdo a su ley y juzgará a su habitantes (es decir, todo hombre) de acuerdo con ella.

 ”Solo Dios, quien ha dado la ley, es el Juez. Solamente él tiene el poder para salvar o destruir.”

Santiago 4:12

El fundamento de la Ley de Dios (La esencia o el corazón de la Ley)

Una vez, un polemista cristiano hablando a un grupo de universitarios sobre la existencia de Dios, al terminar su disertación, uno de los estudiantes dijo con enojo: - “Hay demasiado mal en este mundo, y por lo tanto no puede haber un Dios”

El polemista le contestó con otra pregunta: “Si hay tal cosa como el mal, no admite usted que debe haber tal cosa como el bien?”– “Supongo que si”- contestó el joven.

El polemista continuó: - “Si hay tal cosa como el bien, usted debería reconocer que hay una ley moral que determine lo que está bien o mal. Pero si usted admite que hay una ley moral, debe reconocer a un dador de esa ley, porque si no hay un dador de la ley, no hay tal ley, y si no existe la ley moral, no existiría el bien ni tampoco el mal. Cuál es entonces su pregunta?!
El joven se quedó en silencio por un momento y lugo dijo tímidamente: -¿Qué es lo que estoy preguntando?"

Para reconocer que hay mal y bien se debe reconocer también que hay alguien que dicta tal verdad y que lo hace con suma justicia y veracidad. Quién sino sólo Dios puede ser el legislador de esta ley moral que además es el único capacitado para ejercer juicio justo en base a tal ley. Si Dios es el creador de esta ley moral a la cual todos los seres humanos se someten quieran o no por el simple hecho de pertenecer a su propia creación, entonces es justo que Dios sea el que dicte juicio sobre todos y en perfecto conocimiento y sabiduría.

       Dios es el creador autoexistente, sustentador y Señor Soberano de todo. En esto se sustenta su autoridad de juicio sobre todo lo creado.

       La ley moral que Dios ha dejado conocer al hombre se basa en su propio carácter, todo lo que es “bueno” es como Dios (es decir, que se conforma a su carácter) y todo lo que no es como Dios (o sea, que contradice o se opone a su carácter) es “malo” . Es decir, Dios es la medida de la moralidad.

       La esencia de la ley de Dios es amarle a Él primeramente y amar a los demás como a nosotros mismos.
      No hay más ciencia que ésta. Si amamos a Dios seremos obedientes a su ley (P O R  A M O R  y no por temor. Al amar a los demás demostramos que somos semejantes al dador de la Ley, que se entregó a sí mismo en beneficio por nosotros.

Jesús contestó: El mandamiento más importante es: “¡Escucha, oh Israel! El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.  El segundo es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo. Ningún otro mandamiento es más importante que estos.  (Marcos 12:29-31)


La Ley revelada


La revelación a la humanidad dividida en dos grupos


  • Quienes han tenido el privilegio de recibir las Escrituras serán juzgados según las mismas, y quienes solo han tenido la influencia de la ley en sus corazones serán juzgados según esa revelación.

 “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. 
Lucas 12:47-48

Dios se ha revelado a todos mediante su creación

”Ellos conocen la verdad acerca de Dios, porque él se la ha hecho evidente. Pues, desde la creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de Dios: su poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa para no conocer a Dios.”  Rom 1: 19-20
  • El sólo hecho de ver la creación hace evidente  que tiene que hay un ser supremo, mucho mayor y más fuerte que haya hecho todo tan perfecto. No hay que ser muy conocedor para saberlo, sin embargo, el hombre incansablemente ha tratado de demostrar (absurdamente) que Dios no existe y tratan de buscar una lógica que lo justifique.
  • Lo triste es que se puede rechazar y callar la conciencia (1 Timoteo 1:19) hasta que ya no funcione más como una brújula moral. Pablo se refiere a este horroroso estado como “Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones” (Romanos 1:24, 26) o teniendo “cauterizada la conciencia” (1 Timoteo 4:2). 

DIOS COMO  JUEZ

Un Dios que renuncie a juzgar la maldad no sería bueno ni justo. Una creación donde la maldad no sea refrenada ni juzgada, pronto se autodestruiría.

Para tener un entendimiento claro de Dios como juez que emite juicios inequívocos, perfectos y justos, debemos comprender la omnisciencia de Dios primeramente.

OMNISCIENTE

       Del latín omnisciens [omnis = todo + sciens, de scire, = saber] e indica el atributo de tener todo conocimiento.

       Él tiene un conocimiento perfecto de todo sin tener que investigar o descubrir los hechos.

       Él conoce inmediatamente, simultáneamente, exhaustivamente y sin esfuerzo todas las cosas pasadas, presentes y futuras.

       Conocimiento Perfecto (Job 37:16) Traducido de la palabra hebrea tamím, que significa lo que es entero, completo, sin errores y que no le falta nada. 

       Entendimiento Infinito: Traducido de la palabra hebrea áyin, que expresa lo que es innumerable o va más allá de toda cuenta. Otros sinónimos: sin fin, inescrutable, insondable e inalcanzable.

       Entendimiento sin Alcance: Traducido de la palabra hebrea áyin = infinito

 El Juez Divino

Debido a la santidad, justicia y omnisciencia de Dios, todas las criaturas pueden tener la confianza de que Él las juzgará según las normas más estrictas de justicia y de equidad.

“Seguro que tú no harías semejante cosa: destruir al justo junto con el malvado. ¡Pues estarías tratando al justo y al malvado exactamente de la misma manera! ¡Sin duda, tú no harías eso! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no haría lo que es correcto?” Genesis 18:25

 La palabra “juez” proviene del hebreo shafát, que significa “juzgar”, “gobernar”, o “tomar una decisión”. Es importante notar que Dios no tiene una jurisdicción limitada sino que dará su veredicto final a todo ser humano sobre la tierra.

“Pero el Señor de los Ejércitos Celestiales será exaltado por su justicia; la santidad de Dios se demostrará por su rectitud.” Isaías 5:16

La principal verdad que se revela en este texto es que cuando Él juzgue, el Señor será vindicado, se probará su justicia y se mostrará su santidad. En el juicio final, no habrá duda de la justicia y santidad del carácter de Dios ni de la equidad de sus juicios. 

CONCLUSION

  • Conociendo a Dios conocemos nuestra propia condición, inevitablemente nos veremos confrontados y correremos al arrepentimiento de pecados reconociendo que ninguna acción, hecho o intención quedará escondida del ojo omnisciente de Dios. 
  • Se nos ha revelado al corazón y (por misericordia) al entendimiento la ley de Dios para que podamos vivir una vida en bendición obedeciendo al Señor y sometiéndonos a sus ordenanzas. 
  • Correr lejos de la Ley de Dios no sólo es absurdo y ridículo, sino un atentado a nuestra propio bienestar; somos seres dependientes del dador, hacedor y ejecutador de la misma ley. 
  • Debemos amar cada una de sus enseñanzas, de sus leyes, decretos, mandatos llevándolos a la práctica en obediencia. 
  • Solamente a través de la obediencia podremos demostrar que amamos a Dios verdaderamente y que somos dignos de ser llamados justos por medio de Jesucristo, nuestro legislador y juez.

"Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos,
    Y lo guardaré hasta el fin.
Dame entendimiento, y guardaré tu ley,
Y la cumpliré de todo corazón."
Salmos 119: 33-34


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